Creo que esas cuatro palabras definen lo que para mi es el pueblo Japonés.
En la actual Tokio se mezclan las tendencias mas vanguardistas, con la elegancia clasica de un pueblo que mantiene sus tradiciones.
El neón se funde con los taxistas de guantes blancos e impolutos, y las chicas de Arajaku conviven en armonia con los kimonos de las personas mas tradicionales.
Kyoto parece sacada de una película de la segunda guerra mundial. Pasear por Pontocho es rememorar historia de una Gheisa, y Gion al anochecer parece sacado de una novela.
Osaka, es una locura ferroviaria que parece sacada de Blade Runner.
Nikko, es una tranquila ciudad de Montaña que guarda grandes tesoros, ahora patrimonio de la humanidad.
